¡Hola! Ya estoy de vuelta y quiero mostrar esta ilustración que realicé durante mis lapsus de tiempo libre (pequeños pero indispensables). Estuve recordando cuando era una niña y con eso la inmensa alegría de recibir un perrito nuevo en casa, aunque a esa edad no tomaba en cuenta la tremenda responsabilidad de tener a un pequeño ser vivo en mis manos. Muchas veces era como tener a un peluche que se movía y hacia sonidos, pero éste crecía y con el tiempo uno le iba perdiendo interés.
Creo que esa acción es por que nunca tuve que preocuparme demasiado por la criatura, los adultos le daban de comer y yo solamente me divertía.
Creo también que ahora se están tomando más cartas en el asunto, existe más información sobre como incorporar a un nuevo integrante como éste en la familia. Los perros tienen otro estilo de interacción social, no es muy diferente a la nuestra, es por eso que debemos entender su idioma, es fácil de comprender.
Espero que nuevas generaciones incorporen a sus mascotas esperando no producirles un impacto emocional demasiado abrupto. Separar al cachorrito de su madre es como el destierro, e incorporarlo inmediatamente a una nueva familia es para él un proceso algo traumatizante. Las medidas que se pueden tomar en el asunto pueden ser paulatinas. Reconocer el hogar, su zona de confort, para más tarde presentar a los miembros de la familia. Esa es una acción asertiva y bondadosa.
¡No los lateo más, es que amo a los perros!
Mucha suerte en todo.